Me encantan los niños, lo digo bien alto y claro, y cualquiera que me conozca lo sabe.

Además creo que son los clientes más fieles y exigentes que hay, y por eso me gustan también.

Ir con los peques a un restaurante no es aventura fácil, de hecho si no se planea bien, y no se elige el establecimiento adecuado, puede acabar arruinando el día a todos. A los que van con esos niños y al resto de comensales.

Es cierto que no todos los establecimientos estamos preparados para recibir niños, y que no hemos ni siquiera pensado en ellos como posibles clientes. Al igual que es cierto que nuestros clientes tienen hijos y no siempre que salen de ocio gastronómico tienen con quien dejarlos, o quieren dejarlos, lo sé bien porque yo además de empresaria también soy cliente con niño.

Así que los hosteleros, siempre que nos sea posible, debemos hacerles un huequito a los niños para que se entretengan, y habilitar algún espacio para ellos con juegos, cuentos, juguetes y mobiliario adecuado.

Y los padres a su vez tienen también la responsabilidad de elegir el restaurante adecuado para ir a comer con sus niños, y una vez que hayan elegido, es muy importante que al hacer la reserva indiquen todos los datos y toda la información, porque a veces nos olvidamos de decir si llevamos carritos, o sillitas, o no contamos a los niños pequeños que no comen…

Esto pasa, y podemos encontrarnos con que la experiencia en el restaurante puede resultar desastrosa desde el principio porque no hay sitio físico para todo, y para todos, y la experiencia ya empieza mal…

Reservar mesa para 6 y luego en la realidad venir 6 adultos, más 2 niños que uno de ellos necesita trona, más 2 carritos de bebe, es la crónica de un desastre anunciado en la mayoría de los casos.

Y la frase “no sabía que mi cuñada traería el carrito del pequeño”, o “los niños ya han comido”, o “no os preocupéis que cabemos”, o “cuando se despierte de la siesta ya plegamos la sillita y tenemos más sitio”, la conozco y la reconozco…

Si las dos partes, hosteleros y papás, seguimos este par de premisas sencillas (espacios para niños y dar toda la información sobre la reserva), todos estaremos muchísimo más cómodos y la experiencia de salir a comer con niños no acabará como el rosario de la aurora como tantas veces hemos visto unos y otros.

De restaurante con niños