Justo hace un año me invitaron a participar en esta apasionante aventura de escribir sobre las cosas que nos pasan a los hosteleros. Hablaba en aquel mi primer artículo sobre los problemas que generan las cancelaciones, el trastorno y las pérdidas que nos causa a los restaurantes que cancelen mesas el mismo día, que vengan menos comensales de los que estaban anunciados en la reserva,  de la poca importancia y el poco valor que le dan algunos clientes al hecho de reservar mesa para seis, pero finalmente venir solo cuatro…, y lo peor de todo y afortunadamente los casos más excepcionales, que aun habiendo reservado y confirmado, no se presenten.

Todo esto sigue ocurriendo, poco ha cambiado el panorama, así que un año después no me queda más remedio que hacer una segunda entrega sobre este tema, porque con la navidad ahí mismo, ya estamos volviendo a tener esa demanda de grupos en busca de menús más o menos económicos, con un tipo de clientes que sobre todo buscan un “todo en uno” en la mesa de un restaurante, y eso es complicado…

¿Por qué enloquecemos cuando se acerca la navidad? ¿Qué nos impulsa a ir a comer o cenar con los que jugamos al pádel, con las madres de los amiguitos del cole de nuestros hijos, o con los compañeros de empresa?… Pues no tengo ni idea, pero es una tendencia que solo hace crecer cada año en estas fechas, y que a pesar de que para la gran mayoría del sector es un respiro económico importante, no deja de traernos también dolores de cabeza, ya que trabajar más sino están bien planificadas las compras y ajustados los escandallos de los menús que ofrecemos, no quiere decir que vayamos a salir beneficiados de esta campaña. Y resulta muy complicado hacer previsión de compras para poder ofrecer menús de calidad a precios competitivos, con la incertidumbre de cuantos comensales vendrán finalmente con respecto a los reservados.

Y digo yo, ¿con los del gimnasio o con los compañeros de primitiva, no estaríamos más cómodos quedando a cenar por ejemplo un 21 de febrero? Podrían atendernos mejor porque los restaurantes no están tan saturados, ofrecernos menús más ajustados porque los productos no están tan disparados de precio… Disfrutaríamos más de lo que comemos y de la compañía, podríamos tomar una copita tranquilamente o bailando a lo loco…, peeeero esto es lo que hay…, así que preparados, listos, ya, comienza la locura!!!

Gastrolocura navideña