La financiación no llega

“Había una vez una jovencita que a los 17 años ya estaba trabajando en hostelería de camarera.
Con su primer sueldo abrió una cuenta en una entidad bancaria que le inspiraba confianza.
Esa jovencita se iba haciendo mayor, se compró una casa con la hipoteca que le dio su banco, adquirió acciones y valores en bolsa bajo la recomendación de su banco de confianza (con algunas operaciones ganó y con otras perdió…), hizo inversiones con el apoyo financiero de su banco de toda la vida, y tenía varios negocios que gestionaba también a través de su banco de siempre.

Pasaron algunos años, veinticinco, y aquella jovencita ya convertida en adulta, nunca se había planteado trabajar con ninguna otra entidad porque entendía que en ese camino que habían recorrido juntos su banco y ella, se había creado un sistema de cooperación entre ambos, se había entablado una confianza y generado un vínculo que resultaba productivo económicamente para las dos partes, ya que por supuesto ella siempre había ido cumpliendo con las condiciones, pagos y acuerdos a los que había llegado con su entidad.

Pero resultó que no era así… Esta ya empresaria, que por otra parte había venido demostrando a lo largo de los años cómo gestionaba sus negocios y sus recursos y que no era ninguna inconsciente… quiso abordar un nuevo proyecto, y creía que “su banco” iba a apoyarle con la financiación como siempre había hecho. Eso no ocurrió, y lo peor de todo es que ni siquiera le dijeron directamente NO te vamos a prestar dinero, sino que la marearon durante meses con todo tipo de trabas y exigencias ridículas hasta que ella tuvo que plantarse y decir hasta aquí hemos llegado”.

Como veis el cuento no tiene final feliz, y esto no es más que el reflejo de lo que está pasando a los pocos empresarios, emprendedores o como queramos llamarlos, que aún en los tiempos que corren, tienen ganas, ilusión e ideas para abordar nuevos proyectos y abrir negocios.

No hay ayudas, ni apoyo económico. No fluye el crédito ni público ni privado, y con este panorama es necesario replantearse el modelo financiero actual, porque está claro que no funciona. Hay que encontrar nuevas fórmulas para salir adelante al margen de las entidades financieras y las ayudas públicas.

¿Tendremos que recuperar el trueque, poner en marcha los préstamos entre usuarios, practicar el intercambio o el colaboracionismo, y empezar a tejer redes de cooperación, por ejemplo?

Si queremos avanzar esto no debería tardar mucho en llegar…